lunes, 16 de marzo de 2009

BENITO Juárez, entre el mito, la fascinación y la realidad


Los héroes han existido siempre. La admiración a los héroes y los héroes mismos quizá son tan viejos como la historia humana. Los héroes pueden ser reales, legendarios o imaginarios; pueden ser militares, políticos, científicos, religiosos, luchadores sociales, etcétera. Moisés fue un héroe para los hebreos (y lo sigue siendo para los judíos y cristianos). La mujer que descubrió la agricultura puede ser considerada una heroina en la historia de la humanidad. Hércules es un héroe mitológico de los antiguos griegos, lo mismo que Perseo lo fue para los antiguos persas. En fin, podría nombrar mas ejemplos de héroes. Incluso figuras hoy consideradas generalmente como antihéores fueron héroes para muchos en su tiempo, como Hitler.
Los héroes (sean históricos, legendarios o mitológicos) son recordados por los habitantes de una nación, representando algo en específico. Desde luego, con el paso del tiempo, los hechos en los que esos héroes se vieron involucrados se van deformando, y hasta los ideales y la personalidad de esos héroes cambia. De tal manera que esos héroes pueden representar en la memoria colectiva algo contra lo que en la vida real combatieron.
Uno de esos héroes históricos, cuyo pensamiento ha sido tergiversado, es el presidente mexicano Benito Juárez García, quien gobernó al país entre 1860 (cuando las fuerzas liberales en la guerra de Reforma obtienen ventaja estratégica y militar sobre las conservadoras) y 1863 (cuando huye de la capital mexicana ante el avance del ejército invasor de Francia, ayudado por los conservadores). Vuelve a gobernar al país entre 1867 (con la rendición de Maximiliano y el triunfo de Porfirio Díaz el 2 de abril) y el 18 de julio de 1872 (cuando fallece en la Ciudad de México). Benito Juárez fue un hombre que generó admiración en su tiempo (el padre de Benito Mussolini le puso ese nombre a su hijo en honor del presidente mexicano). Esta admiración fue una de las causas por las que los regímenes posteriores lo elevaran a la categoría de héroe nacional, símbolo de soberanía, patriotismo, honradez, austeridad, republicanismo, federalismo, indigenismo (fue el primer presidente amerindio de América), respeto a la ley y constitucionalismo.
"Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", escribió en un memorable documento, quizá sin imaginar que esas palabras iban a ser célebres en el futuro. Fue tal el prestigio que Benito Juárez alcanzó gracias a su indudable inteligencia y a su gran capacidad intelectual, que recibió el título de "Benemérito de las Américas".
Como podemos ver, Benito Juárez el hombre ha sido admirado y celebrado (incluso esta fascinación por la figura del prócer la explotó el régimen de Porfirio Díaz, quien fuera enemigo de Juárez en sus últimos años de vida). Pero la pregunta de este análisis sería ¿Realmente el pensamiento y la personalidad de Juárez ha sido admirada? ¿Acaso no se ha distorsionado la verdadera personalidad del benemérito y su verdadero pensamiento, de tal manera que represente ideales por los que el nunca hubiera abogado?

Es que como escribía al principio, los héroes terminan siendo distorsionados con el paso del tiempo, de tal manera que los que se sienten herederos de esos héroes terminan utilizando la figura de ese héroe como símbolo de cosas que en realidad representan a los que lo combatieron, los que en vida fueron sus enemigos.

Benito Juárez no es la excepción. Benito Juárez ha sido, como han afirmado muchos, uno de los hombres mas admirados, y al mismo tiempo, uno de los menos respetados. Porque Benito Juárez ha sido tomado como símbolo de indigenismo, de soberanía, de democracia y federalismo, y hasta de estatismo y proteccionismo económico. ¿Que tanto de esto representó el verdadero Juárez?
Todos los héroes tienen una antítesis; personas que representan lo contrario a los héroes glorificados. Y así como Hernán Cortés es la antítesis de Miguel Hidalgo en la historia oficial (ya que uno conquistó y sometió a México y el otro lo liberó), Porfirio Díaz ha sido considerado el villano que en la historia oficial legada por el PRI- Gobierno representa lo contrario a Juárez: autoritarismo, dictadura, corrupción, explotación social, antiliberalismo religioso, conservadurismo, entrega de la soberanía y de los recursos al extranjero, etcétera. Pero ¿Que tan diferente fue Juárez de Porfirio Díaz en la vida real? ¿Que defectos de tipo porfirista tenía el verdadero Juárez? o ¿Que cualidades de tipo juarista tenía el verdadero Porfirio Díaz? Porque el verdadero Juárez dista mucho de ser lo que la historia oficial enseñó en las escuelas, y contra los deseos de la "izquierda" y el PRI, Juárez y Porfirio Díaz tenían mucho en común, tanto que podría decirse que fueron "almas gemelas".
¿Benito Juárez indigenista? Depende de que se entiende por indigenismo. Si por indigenismo entendemos la corriente que propugna un mundo utópico de rescatar a los indios de su pobreza y postración mediante el respeto y la promoción de sus usos y costumbres, estamos entonces hablando de un Juárez antiindigenista, contrario a la falsa idea de que Juárez hubiera sido antepasado ideológico de los "zapatistas" del EZLN. Es contradictorio que muchos políticos e intelectuales admiradores de Marcos y su ejército "zapatista" se declaren juaristas al mismo tiempo que reivindican los usos y costumbres de los indios. Juárez era contrario a los usos y costumbres de los indios, pues consideraba que muchas de estas costumbres los mantenían en la pobreza y en la barbarie, en una palabra, en el atraso. Juárez pugnaba por un indigenismo que integrara a los indígenas a la nación mexicana, en lugar de excluirlos de ella. Abogaba por llevar la educación y la ciencia al servicio de los indígenas, jamás la utopía y la pureza cultural.
¿Benito Juárez jacobino y anticlerical? Una verdadera mentira. Es cierto que Juárez pugnaba por un Estado nacional laico, que separada el poder de la iglesia (de la religión que fuera) y del gobierno nacional; que respetara el libre pensamiento y la libertad de religión y conciencia; y que el poder económico de cualquier clero estuviera limitado (de allí sus medidas de secularización de los bienes de la iglesia y las leyes de Reforma, promulgadas en Veracruz). Sin embargo, las medidas de Juárez nunca fueron antirreligiosas, ni siquiera anticlericales, además de que el laicismo que el defendía nunca estuvo basado en que los políticos escondieran sus convicciones religiosas.
¿Benito Juárez estatista? De ninguna manera. Juárez ha sido tomado como símbolo por los defensores del ejido (tierras comunales trabajadas por ejidatarios, los cuales tienen prohibido vender, hipotecar, rentar o heredar las tierras que trabajan para el Estado). Cuando en 1992 el presidente Carlos Salinas de Gortari envió su iniciativa de privatizar el ejido muchos afirmaron que se estaba traicionando los ideales de Juárez, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas. Ciertamente, la privatización de los ejidos era contraria al espíritu socialista y estatizante de Cárdenas, pero de ninguna manera contradecía al anarquismo natural de Zapata ni al liberalismo y librecambismo de Juárez. Benito Juárez en realidad, fue un liberal en lo religioso y en lo económico. Era partidario del capitalismo de libre mercado, de las inversiones extranjeras y de la propiedad privada. También de liberalizar la industria, el comercio y la banca. Se ignora si el liberalismo de Juárez hubiera llegado a la aprobación de los tratados de libre comercio, pero de que estaba a favor de las inversiones extranjeras en todos los campos y de la libertad de producir y comerciar dentro del territorio nacional no hay duda alguna, por lo menos para los que investiguen los verdaderos ideales de Juárez. En esto, se parece a Porfirio Díaz. También en lo clerical. Incluso, Juárez llegó al extremo de tolerar abusos en la privatización de las tierras comunales, al permitir que los indígenas y comuneros fueran despojados de lo que se debió de privatizar para ellos. Estos abusos generaron las primeras rebeliones campesinas de la etapa liberal, que muchos despistados ubican en tiempos del porfiriato. Como ejemplo de estas rebeliones está la del tigre de Álica (Manuel Lozada) en partes de Nayarit y Jalisco, que fue aplastada por el ejército federal. Resulta contradictorio que la "izquierda" adopte como símbolo la figura de Benito Juárez para oponerse al liberalismo económico.
En lo político, Benito Juárez no fue tan liberal ni tan demócrata como se piensa. Benito Juárez demostró su autoritarismo y proclividad dictatorial desde los tiempos de la guerra de Reforma, cuando manda procesar a Santos Degollado solo por haber promovido conversaciones de paz con los conservadores. Durante la guerra de intervención francesa tuvo otra oportunidad de demostrar su ambición de poder y su vocación autoritaria cuando se niega a dejar el poder a Jesús González Ortega, cuando el período de Juárez terminó en 1865. Juárez maniobró para quedarse con el poder, en abierta violación a la constitución liberal de 1857, de la que se decía custodio. Maniobra que hubiera dejado admirado a cualquier fiel seguidor de Maquiavelo. Pero fue durante la época de la república restaurada cuando el autoritarismo de Juárez se hace mas evidente, lo mismo que su deseo de no dejar el poder hasta que la muerte lo separe (y en efecto, solo la muerte lo separó del poder). Entre las acciones de Juárez en este período destacan sus intentos por someter al congreso a su magna autoridad, así como la compra de votos para favorecer a gobernadores que apoyaban sus reelecciones. Como se puede ver, en lo político fue igual a su antítesis: Porfirio Díaz. La diferencia es que Benito Juárez murió antes de ver su deseo: transformar a su gobierno en una dictadura liberal. Ese proyecto (dictadura liberal) estaría reservado para alguien mas: Porfirio Díaz, el héroe del 2 de abril. Como en muchas ocasiones se ha expresado, si Benito Juárez el abogado hubiera vivido mas tiempo, hubiera pasado a la historia como un dictador civil, en tanto que si Porfirio Díaz el militar hubiera tenido la desgracia de fallecer por la misma época en que terminó su primer período, hubiera pasado a la historia como un soldado demócrata defensor de la libertad, cuyo nombre estaría en letras de oro en mas de una legislatura.
Finalmente, y por último, es común que a los conservadores y a don Porfirio se les satanize como entreguistas y como traidores a la patria por "vender la soberanía". Los historiadores oficiales siempre sacan a tema el tratado de Mont- Almonte, que firmara el gobierno conservador con España (y que conociendo los puntos a cumplir, en nada ponía en riesgo la soberanía de la nación), pero no se recuerda que el triunfo de Juárez fue el triunfo de la posible conversión de México en protectorado de Estados Unidos, y del hombre que autorizó el tratado McLane-Ocampo, que proponía libre tránsito de barcos estadounidenses en el istmo de Tehuantepec, a cambio de apoyo político, económico y militar de la potencia del norte al bando liberal. Se objeta que Juárez tenía nobles propósitos, pues la potencia del norte era democrática en comparación a la Europa Imperial de la que los conservadores eran adictos. Puede que sea cierto, pero se olvida que muchos conservadores, al pedir la ayuda exterior de esa Europa añorada, y al pretender un príncipe europeo y católico como monarca mexicano, también estaban motivados por lo que creían que era mejor para México. Y a pesar de tener nobles deseos, ni Juárez ni los conservadores tenían entre sus propósitos la soberanía. Tan equivocados estuvieron los liberales de Juárez como los conservadores. No en el pedir ayuda a gobiernos extranjeros (abstención imposible en la real politick) sino en el propósito de convertir a México en un protectorado marítimo de Estados Unidos, solo porque esa potencia era democrática, como pretendieron los juaristas, y en el no menor errado propósito de establecer una monarquía sostenida por alguna potencia europea, como lo quisieron hacer los convervadores.
Y en medio de esos extremos, resulta irónico que el único bando que combatió en la guerra de Reforma y que jamás cayó en el error de negociar la soberanía nacional fuera el de los liberales que después se identificaron con Porfirio Díaz, cuando el y el benemérito se enfrascaron en guerra y en abierta disputa por el poder. Porfirio Díaz, en efecto, impulsó las inversiones extranjeras, como antes lo hicera Juárez, pero las empresas extranjeras siempre tuvieron límites relacionados con sus países de origen, además de que no se conoce que Porfirio Díaz haya negociado la soberanía al extranjero a cambio de ayuda, ni en la Reforma, ni en la intervención francesa, ni cuando luchó contra Juárez. Vaya, ni siquiera cuando estalló la revolución maderista. Por el contrario, Estados Unidos adoptó cierta tolerancia con las fuerzas maderistas solo porque el gobierno porfirista quiso equilibrar las inversiones de capital estadounidense con capital europeo (especialmente británico, alemán y francés), además de que trató de acercar a México con Japón. Solo en ese aspecto, el de la soberanía, Juárez es distinto a su antítesis, pero es Porfirio Díaz el que se lleva el mérito de defensor de la soberanía, no Juárez. Sería bueno que la "izquierda juarista y antiyanqui" tomara nota de ello antes de adoptar al benemérito como símbolo de soberanía cada que quieren oponerse a inversiones extranjeras que, según ellos, "violan la soberanía nacional".

1 comentario:

  1. Muy buen tema. La Historia, creo, debería de servir como un instrumento para el esclarecimiento de la verdad, para disipar la niebla que siempre existe cuando ha pasado ya mucho tiempo de un suceso y éste ha sido manipulado. Es decir, la Historia debe de servir para abrir los ojos y ganar una mirada desengañada, lúcida, de lo que ha pasado.
    En ese sentido, es una buena columna, pues desmitificas a uno de los personajes histórico más distorcionados por aquellos que detentan el poder.
    Metele imágenes a tus columnas, como una manera de hacerlas más llamativas. Tambien se puede subir videos, o quizá agregar un poco de música. Para alivianar el cerebro.

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