sábado, 29 de enero de 2011

EL México del pasado: rechazo en América Latina, ideal de imitación en Rusia





El México del siglo pasado no está muerto del todo. El México del siglo pasado subsiste en algunas costumbres comunes; en algunas deficiencias heredadas de ese pasado reciente, como el burocratismo excesivo; el enorme y costoso aparato burocrático; el estatismo en sectores clave de la economía como el petróleo y la electricidad; el sindicalismo corporativista y comprometido; el acarreo político de campesinos, obreros y otros sectores marginados; la compra de votos en elecciones; el populismo callejero de vendedores ambulantes; las obras de infraestructura costosas y mal construidas; el gangsterismo policiaco y los negocios ilegales como el narcotráfico y la piratería. El México del siglo pasado también subsiste en deficiencias que en aquel México habían sido herencia de otros pasados más remotos: la pobreza mayoritaria; la ignorancia general; la falta de cultura elemental y un estado de derecho nada confiable y totalmente vicioso.


Pues es ese México el que puede muy bien regresar, según algunos sectores y analistas, en diciembre de 2012. Es decir, en el mes y en el año en que tendrían lugar las elecciones federales presidenciales. En el año en que regresaría el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder, de la mano de Enrique Peña Nieto (actual Gobernador del Estado de México) y de gran parte de la familia política que gobernó al vecino de Estados Unidos durante la mayor parte del siglo que ya se fue. Esta percepción la comparte gran parte de la opinión nacional. La victoria del PRI se ve en estos sectores como algo ya seguro, ante el radicalismo y el desprestigio del PRD y su famoso Peje y ante el gradualismo del PAN en el poder. Desde luego, esta percepción, si analizamos las cosas basados en datos y otras cuestiones, es equivocada. La victoria del PRI (con Enrique Peña como candidato o cualquier otro famoso dinosaurio priista) es posible, pero no es algo tan seguro como se piensa. Si observamos las cifras de las elecciones regionales y estatales del año pasado (2010), la mayor parte de las victorias del PRI se debieron al abstencionismo electoral. Esto fue notorio en Baja California, donde el PRI se hizo del poder en las presidencias municipales con una votación de un 30 % de los empadronados. Caso similar, aunque algo diferente por el hecho de que en ese estado también se eligió Gobernador, fueron las elecciones de Chihuahua. En ese estado el PRI y su candidato (César Duarte Jáquez, actual Gobernador) ganaron en medio de elecciones en donde solo votó entre el 30 y el 35 % de los empadronados. Aun así, el regreso del PRI al poder es posible, aunque no seguro como se piensa.

Pero subsiste la controversia de si el regreso del PRI al poder sería el regreso del sistema político que imperó en el México del siglo XX. Muchos pensadores aseguran que esto ya no es posible, aunque algunos sectores numerosos no están tan optimistas. Acerca de una posible victoria del PRI en 2012 y del regreso de su gobierno imperial y antidemocrático habló, en septiembre pasado, Mario Vargas Llosa. El intelectual que calificó al México del siglo XX como "la dictadura perfecta" sostiene las siguientes consideraciones: "No deseo que el PRI vuelva al poder en México, pero tengo la convicción de que, si sucede, no podrá ser el mismo, no tendrá el control absoluto, pues dudo que los mexicanos permitan otra vez esa manipulación de la vida pública de todo un país por un partido único". Estas palabras del escritor y novelista peruano dicen gran parte de la verdad. El PRI todavía conserva gran parte de su aparato corporativo y corrupto, y es mentira que haya cambiado en cuestiones democráticas. Pero a pesar de eso, y a pesar de que la democracia todavía no arraiga en los hábitos de la población mexicana, es verdad que el PRI ya no cuenta con tanto poder, y en ese sentido, el regreso del México del siglo XX no llegaría a tener éxito, al menos el México de los años 1929- 1988.


Independientemente de esta cuestión, el regreso del México del siglo XX es una cuestión de rechazo para ciertos sectores liberales, socialdemócratas y de una gran parte de la población. Sin embargo, mientras que en América Latina en general y en México en particular, el México del siglo XX es visto con malos ojos por personas como Vargas Llosa, Enrique Krauze, Roger Bartra, etcétera; en cambio, en los circulos altos del actual gobierno de Rusia, el México del siglo XX es un ejemplo a seguir e imitar, por varias razones. El México del siglo XX se observa en el panorama del círculo cercano a Vladimir Putin como un sistema ideal para conservar el gobierno sin compartirlo con la molesta oposición de todos los colores, pero bajo una apariencia democrática.

Acerca del particular, se hacen menciones tanto de la Rusia possoviética o poscomunista y del México del siglo XX como ejemplos de "autoritarismos competitivos". Es decir, de sistemas no democráticos pero en donde se realizan elecciones periódicas, en las cuales se permite participar a la oposición, pero en medio de aparatos e instituciones electorales manejados por el partido en el poder. Además del fraude electoral cuando la oposición gana, durante la campaña se aplica hostigamiento contra el candidato opositor, su familia y sus simpatizantes. Sistemas de dominio de una clase o familia política en el poder ejecutivo, pero en donde se respetan hasta cierto punto las libertades cívicas (como la libertad de expresión y manifestación), aunque a diferencia de las democracias, haya contra estas un clima más notorio de represión. La represión contra las manifestaciones en las calles y plazas es en estos sistemas casos de sangre y balazos muy comunes, pero la represión no siempre tiene lugar y se respetan ciertos mítines, marchas o concentraciones. Contra la libertad de expresión, se ejerce represión, pero también aquí existe un cierto respeto notorio en comparación a los autoritarismos de tipo militar o de plano a los totalitarismos. La represión contra la libertad de expresión suele ocurrir en los autoritarismos competitivos de manera distinta a los otros regímenes antidemocráticos: en lugar de cárcel, asesinatos, destierros, deportaciones o palizas contra periodistas e intelectuales, es común que ocurran amenazas telefónicas, obstaculizaciones para circular revistas o diarios, chantajes, juicios fiscales o bien, se cierran diarios y revistas. La represión se da, en síntesis, obstaculizando la circulación de revistas y diarios críticos o cerrando espacios de opinión a los disidentes del régimen. Aunque en los casos de autoritarismos competitivos más represivos si ocurren las otras formas de represión, pero no tan frecuentemente como en los sistemas totalitarios o de autoritarismo militar y solo contra activistas políticos o críticos demasiado radicales.

Entre los casos de sistemas de autoritarismo competitivo, además de la Rusia poscomunista y el México del PRI, están el Perú de Alberto Fujimori; Mozambique en la actualidad; la Venezuela de Hugo Chávez; el Cuba de Fulgencio Batista; Bielorrusia, Ghana y Senegal en los noventa, entre otros. El autoritarismo competitivo y antidemocrático, basado en un monopolio del poder pero con ciertas libertades fue una realidad en el México de la mayor parte del siglo XX, y parece ser una realidad en la Rusia de la era pos guerra fría.

El México del PRI, o del régimen "emanado de la revolución hecha gobierno" es mal visto entre grandes sectores de América Latina y de México en lo particular, pero es al mismo tiempo un espejo ideal de los miembros del actual régimen político ruso. Si para grandes sectores de la opinión nacional mexicana el regreso de un sistema estilo PRI sería un retroceso, ese mismo estilo quizá sería tolerable en la Rusia que aun recuerda la etapa del totalitarismo soviético comunista, con campos de concentración, hospitales psiquiátricos reservados para los disidentes, policía secreta controladora de la vida cotidiana, prohibición de emigrar y otros elementos que hacen al PRI- Sistema mucho más democrático y tolerable.

Este interés de Putin y su círculo cercano de políticos por el sistema que predominó en México durante el siglo pasado se deja asentado en un artículo publicado en noviembre de 2009 por Michael Iriarte llamado "México hoy, su futuro y su pasado como guía". El autor habla de retos y problemas que enfrenta el México actual pos PRI- Sistema. El autor revela que el diario británico Financial Times abordó el 19 de octubre de ese mismo año a Rusia, y se trató la cuestión política. Según el diario, aunque algunos se interesan por analizar el modelo chino como posible paradigma a seguir, a Putin y su camarilla les interesan otros países: Japón y México. En el caso de la nación americana, el período de interés es el siglo XX, o sea, el México del régimen de la revolución. El México del PRI interesa a Putin y su corte por el motivo ya mencionado: se trata de un régimen político longevo (el más longevo del siglo XX) en donde una familia política mantuvo el poder y el dominio de la política de la mano de un partido, pero bajo una apariencia democrática. El autor de la columna mencionada escribe lo siguiente:

"El grupo que crearía al PRI en 1929 llegó al poder trece años antes, por la vía armada y montado en el triunfo del carrancismo con la fundación del Partido Nacional Revolucionario, siendo este una asamblea de generales y jefes regionales convocados a ponerse de acuerdo para dejar de pelear a tiros por el poder y repartirlo mediante acuerdos políticos en el seno de la Familia Revolucionaria, siendo así que su naturaleza de concepción es para conservar el poder y no para ganarlo. En virtud de lo anterior, se puede afirmar que monopolizó el poder por 84 años ininterrumpidos, hazaña no igualada en el siglo pasado por ningún otro grupo político en el mundo".
En este mismo párrafo, Michael Iriarte afirma que los bolcheviques, y por lo tanto el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), tomó el poder en 1917, algunos años después que el grupo político que fundó el PRI, y lo dejó en 1991, tras la disolución de la Unión Soviética y nueve años antes de que el PRI perdiera el poder. El régimen comunista de la ex Unión Soviética, así como el régimen comunista de Mongolia, fueron los segundos regímenes mas longevos, después del PRI- Gobierno. El régimen priista fue así un régimen bastante longevo, más que cualquier dictadura de ese siglo. Y el autor del texto señala un hecho notorio: a diferencia del PCUS soviético, que desapareció al dejar el poder, el PRI sobrevive, aunque un sector enorme de sus miembros se pasaron a otros partidos (el PAN y el PRD, así como partidos menores).
El autor, antes de mencionar este detalle, escribe lo siguiente:

"Desde la perspectiva anterior, la longevidad del autoritarismo priista es mayor que la del totalitarismo soviético, de ahí el comprensible interés de algunos en el círculo de Putin por conocer la naturaleza del sistema político mexicano del siglo pasado".

Este interés de Putin y su grupo político por el sistema que imperó en México en el siglo pasado es algo que destaca, al tratarse de un gobierno de un pais lejano a México en geografía, cultura y hasta clima o ecosistema predominante (estepa en Rusia, desierto en México). El interés por el sistema priista fue algo común durante el siglo XX por parte de dictadores africanos y latinoamericanos, que hasta enviaron especialistas a analizarlo, según se ha afirmado. En Ecuador, José María Velasco Ibarra trató de fundar en su propio pais un sistema inspirado en el PRI. En la Argentina, hay quienes acusaron a los esposos Kirchner de pretender fundar un sistema corporativista y presidencialista tomando como guía al régimen que encabezó el PRI. En Rusia, el autoritarismo competitivo ha acercado su sistema actual al del PRI, pero el grupo en el poder no ha alcanzado el grado de control político que alcanzó la familia revolucionaria mexicana, que hasta 1988 no había reconocido triunfos de la oposición en gubernaturas. Además, en Rusia la oposición, a pesar del autoritarismo de Putin y del sistema político actual, tiene mas poder y puestos de elección popular que los que tuvo la oposición mexicana entre 1929 (cuando el régimen de la revolución se consolidó e institucionalizó) y 1988 (cuando el sistema político mexicano comenzó a democratizarse lenta y pacificamente). Las libertades políticas son mayores en la Rusia actual de lo que lo fueron en los años dorados del PRI- Gobierno. Pero es posible que esto cambie. El interés de Putin y su grupo o familia política por el régimen sui generis mexicano sería preferible para los rusos que todavía recuerdan el horror y el terror imperante en el sistema comunista. En cambio, un régimen como el mexicano cumpliría para Putin un sueño ideal de control y permanencia en el poder, pero sin asfixiar la vida cotidiana e intelectual, y sobre todo, conservando cierto prestigio, tanto en la Rusia misma como en otros lugares del mundo. La excepción serían las naciones democráticas, para las cuales un PRI- Gobierno sería un retroceso y un régimen intolerable.

Sea como fuere, si en la Rusia actual o poscomunista se lograra forjar un sistema como el priista en el México de la posrevolución, este quizá sería para los rusos mas tolerable que el sistema comunista que tuvieron, aunque esto no significa que ese PRI- Sistema ruso alcanzaría los mismos años de gobierno que tuvo su némesis latinoamericano. Y es bastante seguro que ese nuevo PRI- Sistema no gozaría, al momento de ejercer la represión política usual en el caso mexicano, de la misma indiferencia internacional que tanto ayudó precisamente al PRI en México. Esto por varias razones. Para empezar, el PRI- Sistema mexicano gobernaba en un pais que no era (como no lo es) una potencia militar mundial de tendencias agresivas e imperialistas. Rusia, mal que bien, sigue siendo una potencia militar, que de lograr un régimen autoritario igual o similar al mexicano, sería visto como una amenaza, y por lo tanto, la atención internacional de otros gobiernos y de los medios de información sobre lo que ocurriera en Rusia estaría a la orden del día. Y esto sin contar un aspecto importante que también ayudó al sistema sui generis mexicano: el PRI (o la familia que lo fundó y usó a este partido como instrumento de legitimación electoral) gobernó en una etapa en la que las dictaduras militares autoritarias o los regímenes totalitarios (como el de la URSS) eran más numerosos que los que aun predominan en el mundo actual. Esto fue un factor importante que hizo que México, a pesar de que durante el siglo XX era uno de los pocos paises más conocidos de América Latina, y uno de los más frecuentados por turistas, no atrajera tanta información política al resto del orbe. Esta indiferencia, unido a la fachada democrática de ese régimen, permitieron una desinformación acerca de la naturaleza del sistema político mexicano, que llegó a ser confundido con una democracia. La mayoría de la gente en Estados Unidos, Canadá y Europa veían a México en el sitio de Costa Rica, Puerto Rico, Venezuela y Colombia; es decir, un pais latinoamericano democrático (por supuesto, entre los políticos con información sobre México y académicos que estudiaban la política mexicana, el gobierno del PRI no era visto como democrático). En Rusia, ni siquiera la rotación de mandatarios como si de una democracia se tratara lograría ocultar la naturaleza represiva y antidemocrática de ese nuevo PRI- Sistema. Después de todo, la indiferencia internacional en el caso mexicano no fue del todo perfecta, hubo episodios que llenaron planas en períodicos de Canadá, Estados Unidos y Europa: es el caso de la represión y la masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, episodio que llegó a las pantallas de la televisión con imágenes a todo sonido y color. Otro caso fue el del fraude electoral cometido en Chihuahua en 1986. Esa manipulación y las posteriores protestas llegaron a las planas y a la televisión de Estados Unidos y Europa Occidental. En el caso del PRI- Sistema ruso, ni siquiera una masacre de corto alcance como la del 10 de junio de 1971 en las calles de la Ciudad de México pasaría inadvertida. Las circunstancias actuales son diferentes a las del siglo XX, para perjuicio de Putin y su camarilla.