martes, 20 de octubre de 2009

LUZ y Fuerza del Centro: Hora cumplida




El domingo 11 de octubre, el presidente de México Felipe Calderón tomó una decisión histórica, que ya hacía falta desde muchas décadas atrás: en base a las facultades constitucionales del Ejecutivo Federal, se decretó la supresión de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, la empresa estatal que operaba en el ramo de electricidad en la capital del país.

La decisión se tomó en el contexto de un conflicto al interior del sindicato que operaba en esa ineficiente y ya histórica empresa. El motivo del conflicto era claro, y bastante común entre los sindicatos que nacieron al amparo del oficialismo priista de los viejos tiempos: un fraude sindical en la elección de la dirigencia. Martín Esparza, representante de ese tipo de sindicalismo ahora asociado a la izquierda populista, es sin lugar a dudas un ejemplo arquetípico del líder sindical enriquecido con el erario y las cuotas de sus afiliados. Entre las colecciones de este líder sindical, según varias versiones documentadas, se encuentran caballos, caballerangos, gallos de peleas y hasta entrenadores (se supone que tendrá algún gran rancho, sino es que varios). Todo un líder charro, en el doble sentido de la palabra: le gustan las aficiones típicas de los charros y el es un líder ejemplar del charrismo sindical.

Valiente decisión la que tomó el gobierno federal. Y es loable comparada con la iniciativa absurda y populista de este mismo gobierno de aumentar un 2 % el IVA. Iniciativa que lo único que va a causar (si se aprobara) sería obstaculizar la prosperidad de los empresarios medianos, chicos y micro, además de causar un aumento de precios. Esta decisión de liquidar una compañía ineficiente (y por ende, de desbaratar un sindicato corrupto y amafiado) es loable y da un nuevo aire a la gris administración actual.

Como era de esperarse, la decisión de Felipe Calderón tomó reacciones distintas en la sociedad. El PAN, obviamente, apoya la decisión. El PRI declaró su apoyo a la iniciativa, aunque después de haber criticado al presidente en torno al tema. La mayoría de la sociedad apuesta al apoyo del gobierno federal (sobre todo, los habitantes de la zona donde operaba esa ineficiente compañía).

El apoyo al sindicato llegó de donde se esperaba: la retrógrada y populista izquierda mexicana encabezada por AMLO, el PRD en pleno, PT y otros partiditos. Esa izquierda que lamentablemente, es mayoría entre las filas de la izquierda mexicana (y mayoría en la izquierda de casi todos los países de América Latina). Apoyo vergonzoso, que de seguro tendrá costos políticos (y qué bueno que así sea).

Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador criticó al gobierno federal con esta pregunta: “¿No tiene problemas de conciencia después de firmar un decreto para dejar sin trabajo a 40 mil trabajadores?”. Pregunta verdaderamente absurda y llena de demagogia (hecha al final de una marcha en apoyo al sindicato) pues en el mismo mensaje en donde anunció la decisión, el presidente dejó muy en claro que los trabajadores desocupados serán indemnizados en los términos que señale la Ley Federal del Trabajo. Además, ¿cargos de conciencia? Por supuesto que el presidente ni los tiene ni debe tenerlos, pues el despido de trabajadores no necesariamente los empobrece (sobre todo si van acompañados de indemnizaciones generosas y de seguro por bastante tiempo) y además, mas gana el país desintegrando cuando menos un sindicato que ya tiene más de mafia organizada que de verdadero sindicato.

Por otro lado ¿Por qué seguir manteniendo a una empresa estatal que sangraba al país? En las columnas escritas a propósito del conflicto sindical que llevó a la desaparición de la empresa y a la decisión, el periodista Jorge Fernández Menéndez aporta datos de la sangría económica al país por parte del sindicato y la empresa: 42 mil millones de pesos recibió este año la empresa en subsidio (la liquidación del contrato colectivo costará unos 16 mil millones de pesos).

La supresión de Luz y Fuerza del Centro es una decisión importante, valiente y que tendrá resultados positivos al país (lo mismo que la supresión de la Secretaría de la Reforma Agraria y la Secretaría de Turismo). Decisiones que contrapesan la absurda “reforma fiscal” del 2 % y la no menos absurda decisión de apoyar la Contra Reforma Electoral del 2007, que obstaculiza la libertad de expresión.

La liquidación de Luz y Fuerza, mas las secretarías ya mencionadas, son equiparables a la decisión del gobierno anterior de desaparecer Banrural (Bandidal, según le denominaban sus críticos) en octubre de 2002. Esto a pesar de lo que digan AMLO y todos sus lambiscones seguidores.