jueves, 25 de mayo de 2017

LAS Entidades Federativas; Piezas Clave En La Democratización Mexicana

Desde fines de la década de los años ochenta, México ha experimentado un paulatino y lento proceso de democratización constante; con algunos retrocesos en su proceder; pero mayormente avances. Avances constantes pese a que la moda actual (de tendencia pesimista y expresada en las redes sociales sobre todo) afirme lo contrario. Por ejemplo, en 1988 la oposición no solo ganó un número bastante notable de diputaciones, sino que se le reconocieron gran parte de estos triunfos pese al fraude electoral en cuanto a la Presidencia. En 1989 se rompió el tradicional monopolio priista en gubernaturas; entre 1990 y 1994 reformas electorales fueron minando el control del PRI y la Presidencia en las elecciones; y finalmente, en 1996 la gran Reforma Política finalmente acabó con este monopolio. Las libertades de expresión y de manifestación fueron ganando terreno en la década de los años noventa. Y ha habido otros avances a nivel federal; sin duda, México ya no es ninguna dictadura, ni perfecta ni camuflada. Pero pese a esto, el siglo XX no se ha ido del todo.

El siglo XX mexicano, el de la dictadura presidencial priista, aun continúa en varios aspectos; incluso en el que tiene que ver con la democracia, o la falta de ella, pese a todos los avances. México aun está muy lejos de ser una democracia; por el momento es un régimen híbrido que combina democracia y autoritarismo, aunque esta combinación no consista en un monopolio del poder nacional ejecutivo, como sucede en los regímenes de autoritarismo competitivo. Por ejemplo, el corporativismo aun existe en el plano sindical; y el antiguo partido oficial aun tiene un porcentaje muy alto de este aparato; es decir, en las elecciones el PRI aun ostenta ventajas derivadas de privilegios de antaño. Y uno de los aspectos en los que aun falta la democracia, es en la situación política de las entidades federativas; me refiero con este término, "entidad federativa", tanto a los estados de la unión como a la "Ciudad de México"; antes el "Distrito Federal". En México, la democracia aun no llega, pero va avanzando; sin embargo, el avance no ha sido igual en todos los niveles de gobierno. En México, en la mayor parte de las entidades, reina menos democracia y respeto a las libertades a nivel estatal, o regional, que lo que la democracia impera a nivel federal. 

En México, la ciudadanía ha conquistado no pocas libertades y avances de transparencia, y control de los dineros públicos, a nivel federal. Sin duda alguna; pese a que estos avances de transparencia no han evitado algunas presuntas irregularidades como algunos actos de corrupción; actos que en este sexenio que corre (dirigido por el mexiquense Enrique Peña Nieto) han desprestigiado la imagen gubernamental de México. Y no obstante, el grado de avances y democratización que la ciudadanía mexicana ha conquistado en la República, no se ha registrado de manera igual en los niveles estatal y municipal; a nivel estatal o regional, la mayor parte de la ciudadanía, que corresponde a la población de la mayor parte de las entidades federativas, vive un contexto de menos respeto a las libertades, a los derechos humanos y menos transparencia de parte de sus respectivos gobiernos estatales. Esta situación ha provocado el surgimiento, en la década pasada (de los años 2000) de un fenómeno político conocido como "feuderalismo". Bajo este fenómeno, muchos politólogos afirman que los gobernadores, en su gran mayoría, descontando excepciones honrosas, se han convertido en los "nuevos virreyes" que imponen su ley personal, su estilo autoritario de gobierno y su falta casi total, o total, de transparencia y honradez en el manejo de los recursos públicos. 

Así es; curiosamente, los avances del federalismo sin que estos vengan acompañados de un proceso de democratización a nivel estatal ha provocado que, por un lado, los mandatarios estatales o regionales ya gocen de más libertad respecto del centro que en el siglo pasado; o más autonomía, si se quiere ver así. Lo cual es normal en un régimen democrático y federal; pero al no haber el mismo grado de democracia y transparencia que a nivel nacional, la mayor adquisición de independencia y autonomía ha provocado que muchos de estos mandatarios hayan casi reproducido, en sus respectivas entidades que gobiernan, el mismo sistema político que a nivel nacional imperó en el México de los años 1935- 1996; la mayor parte del siglo XX. Quizá es de allí de donde ha surgido esta palabra, "feuderalismo"; palabra que es una combinación lingüística y semántica de otras dos: "feudo" y "federalismo". Bajo el nuevo federalismo con herencia autoritaria y escasos avances políticos y de transparencia a niveles regionales, muchos gobernadores, más que ser "nuevos virreyes", se han convertido en autócratas sexenales que manejan a su entidad como si esta fuera su particular "feudo". 

Quizá por esta particular situación es que la lucha por la democracia en los tiempos actuales debe tener como máxima prioridad, sin descuidar otros niveles, por supuesto, los niveles estatal y regional. Democratizar a las entidades; ese es el objetivo clave del actual contexto que vive México. Desde luego, lo ideal sería lo utópico; es decir, que la lucha por la democracia y la transparencia fuera tomada con la misma importancia en absolutamente todos los niveles de gobierno, y dentro de ellos, en todos los aspectos importantes. Eso es lo utópico; lo ideal y lo deseable. Pero la vida real es compleja y complicada; como en casi todos los temas que representan avances para la humanidad, la lucha por el avance de la democracia y la transparencia debe ir, digámoslo así, "por partes". Debe haber objetivos prioritarios en todo momento; prioritarios en cuanto a qué nivel de gobierno debe considerarse como objetivo clave de determinado contexto; así como en qué aspecto es a los que se le va a poner mayor empeño. Y en el México actual, el México que viene desde el sexenio de Vicente Fox Quezada, en el que ha surgido y se ha reproducido este fenómeno del "feuderalismo", la lucha por la democratización a nivel regional, o estatal, debe ser algo prioritario. La importancia de este objetivo es ahora más evidente en estos lustros en el que se han desatado escándalos de corrupción y de malos gobiernos en varias entidades federativas, haciendo que apellidos como "Duarte", "Moreira", "Borge", "Herrera", "Ruiz", "Granier", etcétera, lleven la marca de lo que predomina en los estados. 

Insisto; no es que a nivel federal la transparencia ya sea la norma ideal, y que la democracia ya haya sentado sus reales; no, es claro que todavía falta mucho por hacer. Trayendo a colasión aquella popular frase según la cual "Roma no se hizo en un día", es claro que si la democracia y la transparencia a nivel federal fueran Roma, esta todavía no estaría al nivel de lo que llegó a ser (normalmente esta frase alude no a la ciudad de Roma, sino al enorme y poderoso imperio cuya caída provocó el fin de un período y el inicio de otro); pero ya no le faltaría mucho para llegar a ser. En cambio, si Roma fuera una representación de la democratización a nivel estatal, desde luego no podríamos afirmar que Roma aun es una pequeña aldea de unas cuantas casitas (eso sería la situación caciquil de algunos pueblos alejados de manchas urbanas); pero si sería verdad que Roma aun estaría muy al nivel de cuando se convirtió en república. Muy lejos del imperio que llegó a ser. Eso sería Roma si esta fuera una representación de la democratización de México en sus diversas entidades federativas. Y es importante mencionar que en estas mismas, el avance de la democratización se ha registrado de manera desigual según la entidad en cuestión. Hay entidades en donde la democracia a nivel regional impera aun más que en otras. Y un punto importante, además de los avances en materia de transparencia, es la transición y la alternancia en el gobierno estatal. 

Desde luego, la alternancia partidista en el gobierno estatal no es lo único que se necesita para acabar con el feuderalismo y hacer avanzar la democracia. Hay otros factores sin los cuales la obra no puede llegar a buen término. Pero es este, acaso, un paso importante y necesario; acabar con el monopolio partidista y por ende, de facción, en el que el poder ejecutivo estatal se encuentra en ya muy pocas entidades. La alternancia, en la actualidad, en este México de 2017, ya ha llegado a la mayor parte de las entidades federativas; incuida la entidad especial llamada "Ciudad de México" y en donde se ubican los poderes federales. Incluso hay tres entidades en donde no solo ya se rompió el monopolio tradicional del PRI, sino que incluso ya llevan más de dos décadas, o están a punto de cumplirlas, de gobiernos regionales de oposición al PRI o al priismo; son tres entidades las que están en este caso: Baja California, Guanajuato y la Ciudad de México. En el caso de las dos primeras entidades, ya han pasado más de dos décadas (27 años en la primera y 15 en la segunda) de puros gobiernos de procedencia panista; y en el caso de la Ciudad de México, desde diciembre de 1997 ha habido puros gobiernos perredistas; si bien es importante decir que en este último caso, de las seis personas que han ocupado la Jefatura de Gobierno, tres de ellos fueron personajes procedentes del PRI que se habían separado del ex partido oficial: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Luis Ebrard Casaubón. Der cualquier forma, en estas tres entidades ya hay personas jóvenes que vivieron durante toda su niñez y adolescencia bajo gobiernos regionales de procedencia distinta del PRI; y en el caso de Baja California, estas personas ya se acerca a los 30.

Así pues, se puede decir que tres cuartas partes de las entidades federativas ya han experimentado la alternancia; en distintas formas. Algunas de estas ya han experimentado la alternancia incluso dos veces; volviendo al PRI, o eligiendo a otro partido de oposición distinto del que sacó al PRI de la gubernatura. En el caso de las primeras, estarían como ejemplo Nayarit, Yucatán, San Luis Potosí o Chiapas; en el caso de las segundas, Baja California Sur, que de haber elegido un candidato del PRD para sacar al PRI, posteriormente viró hacia el PAN. También hay entidades como Chihuahua, Aguascalientes o Nuevo León en los que, después de volver el PRI al poder, este volvió a ser sacado en las urnas, regresando la oposición al poder; en el caso de los dos primeros estados, el PAN volvió al poder en las personas de Javier Corral Jurado y Martín Orozco Sandoval respectívamente; en el caso del estado de Nuevo León, la oposición regresó al poder, pero no el mismo partido que antes había logrado la alternancia; el PAN no logró la segunda transición, siendo el triunfador un candidato independiente: Jaime Heliódoro Rodríguez Calderón, apodado el "Bronco". Como se puede ver, entre las entidades que han experimentado la alternancia, esta se ha experimentado de distinta forma y modo. 

Y como se ha podido ver, si bien la alternancia y el fin del monopolio priista es importante y sin duda un gran avance, este no es suficiente para alcanzar la democracia regional y para lograr la plena transparencia en el manejo de recursos públicos. Esto ha quedado patente en escándalos de corrupción y prepotencia en el trato gubernamental de no pocos de estos gobiernos de oposición; casos ocurridos en la Ciudad de México, Sonora, San Luis Potosí, Aguascalientes y Chiapas. Pero no queda la menor duda de que la alternancia es un paso importante y necesario; más no el único ni un eslabón ubicado entre las últimas acciones a seguir; con la alternancia la tarea democratizadora estatal apenas comienza en muchos casos. En la actualidad, ya solo hay cinco de las treinta y dos entidades en donde la alternancia no ha tenido lugar; en donde el PRI ha gobernado de manera ininterrumpida desde los años veintes; estas entidades son: el Estado de México (de donde es el actual mandatario de la República), Coahuila, Colima, Hidalgo y Campeche. Pues bien: los estados de Hidalgo, Campeche y Colima deberán esperar hasta principios de la siguiente década para tener la oportunidad de experimentar la alternancia; en cambio, el Estado de México y Coahuila podrían experimentarla en este mismo año 2017. ¿Llegará la alternancia este año en esas dos entidades?

miércoles, 24 de mayo de 2017

LA PALABRA ESCRITA

Es la palabra escrita uno de los logros más importantes de la humanidad. Es el logro mediante el cual se registran los hechos históricos; es la herramienta mediante la que se expresan ideas, sentimientos, palabras y otros elementos del lenguaje de una manera escrita; de una forma en la que las palabras se inmortalizan y se transmiten de generación en generación. 

martes, 23 de mayo de 2017

NOSTALGIA

Hoy siento nostalgia por este significativo blog. Este blog en donde yo escribía hace pocos años; donde a partir de este año comenzaré a escribir. Primero con escasa frecuencia; luego con más frecuencia. Pero este blog que para mí fue un viaje a las ideas y a la escritura, vuelve a la vida hoy 23 de mayo de 2017