viernes, 23 de julio de 2010

EL mundial 2010: de la pasión a la fiesta




El 11 de julio de 2010 terminó, después de un partido final disputadísimo entre Holanda y España (en el que el segundo país resultó el campeón por primera vez en la historia) la XIX Copa Mundial de Futbol, evento realizado en Sudáfrica. Fue una serie de competencias entre países muy interesante y emotivas, como lo son todas las Copas mundiales de futbol y las olimpiadas. La XIX Copa de futbol es interesante por varios motivos: motivos similares a las de otras copas, pero también por cuestiones propias de este campeonato mundial.


España es el campeón. Es la primera vez que este país europeo gana el primer lugar en una Copa de futbol. Este lugar se lo merece. España ha venido preparandose desde muchos años antes. De ser un competidor mediocre en tiempos de la dictadura de Franco, España ha pasado a ser una potencia deportiva en varias áreas, así como una potencia democrática, económica y cinematográfica. Y sin salirse del tema, España jugó muy bien en el último juego. Realizó un esfuerzo destacable: España jugó con honor y con verdadera pasión de campeones y ganadores. Esto lo escribo sin el menor deseo de menospreciar a Holanda (o Países Bajos). Holanda jugó muy bien. Destacó su actuación en la cancha de pasto. No se podrá afirmar que Holanda (pese a los errores que cometieron algunos de sus jugadores) perdiera merecidamente. Holanda perdió con honor. Perdió en un partido muy importante, pero le dieron harta guerra al rival ibérico (la prueba está en que España tuvo que esperar hasta casi el final del primer tiempo extra para ganar). Holanda fue un rival digno del ganador.


Este primer lugar de España en el mundial es lo que resalta de la XIX Copa respecto de las otras. Pero hay aspectos que analizar respecto al interés que el mundial despierta en las masas, y hasta la pasión que a veces estalla en cólera y en golpes, tanto entre los jugadores mismos como entre las porras y el público. El mundial es un evento muy publicitado desde mucho antes de que una copa se realice. Esto es lo que lo hace destacable, pero también otras cosas más. El mundial es uno de los eventos en los cuales los países se visten de honor patriótico. El que la tierra (o la nación) de una persona cualquiera tenga el honor de ser representada en un episodio, hace que las masas se unan en un interés colectivo: ganar. Por eso las victorias en el mundial visten de alegría a una nación (mas si la nación en particular es una que no tiene un gran equipo de futbol). Por eso también, las derrotas en el mundial producen cierta tristeza social, en tanto que las eliminaciones son trágicas, metaforicamente hablando.


Los campeonatos mundiales y las olimpiadas (o cualquier competencia deportiva entre países) son algo así como guerras amistosas, aunque a veces la pasión despierte disputas a trancazos en las canchas o en las gradas. Guerras que no requieren de ejércitos, ni movilizaciones humanas, ni suspensiones de garantías individuales, ni tragedias familiares, etcétera. Son competencias que despiertan disputas y pasión; enojo y alegría, pero al menos no implican matar a los adversarios en las batallas deportivas (los partidos o los torneos). Guerra y batallas en las que los soldados deportivos (los jugadores) van al frente en medio de la alegría de sus familiares (y no de los rezos de sus familiares). Y es que a diferencia de las guerras verdaderas, en los eventos deportivos los jugadores regresan, eliminados o victoriosos. Uno se emociona con los partidos. Durante el desarrollo de estos, el público reza, grita, festeja o lamenta. Todo por la patria y la victoria del equipo que nos representa.


Los mundiales tienen estas emociones, y las tendrán siempre. El mundial de 2010 despertó la atención de Sudáfrica, y esto debe ser motivo de alegría para esa nación: ser el escenario del evento y el país del que todos hablan. En 2012 vendrán las olimpiadas de Londres, y Gran Bretaña tendrá sus días de fama. Dos años después, Brasil será el escenario de la XX Copa Mundial de Futbol, y por lo tanto el país líder de la América del Sur será el centro de atención: gane o pierda, tendrá el honor de ser el país visitado por no tan casuales visitantes extranjeros.