martes, 20 de octubre de 2020

Elecciones Regionales Coahuila e Hidalgo: ¿Comienza la Caída Definitiva de MORENA?



El domingo pasado, como se sabe, hubo elecciones regionales en dos entidades de la República Mexicana: Coahuila (en el norte) e Hidalgo (en el centro). Dos entidades actualmente gobernadas por mandatarios estatales procedentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI): Miguel Ángel Riquelme Solís en Coahuila y Omar Fayad Meneses en Hidalgo. Como dato importante, debemos recordar que en México existen aun cinco (solamente cinco) entidades federativas en donde, desde los años veintes, han estado gobernados, de forma ininterrumpida, por el otrora partido oficial PRI a nivel estatal; es decir, en donde desde hace más de noventa años todos los gobernadores han sido priistas. Entre esas cinco entidades figuran Coahuila e Hidalgo; las otras tres son Campeche, Colima y el Estado de México.

El resultado ha sido un desastre para el partido gobernante a nivel nacional: MORENA (Movimiento Regeneración Nacional). Un desastre que, pese a todo, no lo hace el perdedor absoluto: quedó como la segunda fuerza electoral en esas entidades, por arriba del PAN, PRD y otros partidos. No obstante, es un duro golpe al lopezobradorismo y a su caudillo, que aspiran a construir un carro completo de triunfos electorales. Hasta la fecha, lo habían logrado. Como se sabe, en 2018 ganaron la Presidencia y obtuvieron el control del Congreso Federal. Y en 2019 arrebataron al PAN (Partido Acción Nacional) la gubernatura de Baja California, que el blanquiazul había retenido desde 1989. También, MORENA gobierna en la CDMX y en Veracruz (la segunda y la tercera entidad más poblada de la nación, respectivamente). Se puede ver, pues, que nada parecía detener el ascenso del nuevo partido político que hoy tiene a su líder y fundador como el Presidente de México.

Pero la realidad ha sido otra. Para sorpresa de MORENA y quizá para su ego y orgullo guinda. Porque el tricolor le ha ganado de calle, en ambas entidades. El PRI ha comenzado, en estas entidades, el que quizá sea el lento y gradual derrumbe de MORENA del poder. No digo que el PRI vaya a ser el partido que saque de la Presidencia a MORENA; más bien, presiento que el personaje que logre hacerlo provendrá del PAN. Lo que afirmo es que es el PRI el que ya asestó la primera grieta al ascenso del partido que lo sacó de la Presidencia el año antepasado.

¿Significa todo ello que el PRI ha comenzado de nuevo su ascenso? Para los priistas, la noticia les devuelve la esperanza. Es una bocanada de aire fresco desde el enrarecido clima adverso que vivían desde el año 2016, cuando el PAN le ganó, en términos generales, en las elecciones estatales y regionales de ese año. Proceso que fue como una edición de lo que vendría, a nivel nacional, en 2018. En esas elecciones, además de perder la Presidencia, quedaron en tercer lugar. Y hoy, en la Cámara de Diputados, el PRI es la quinta fuerza electoral, por debajo incluso del Partido del Trabajo (PT), partido paraestatal y mercenario que el priismo ayudó a fundar en los años noventas, con el objetivo de restarle votos a la oposición. Un desastre que entonces significó un golpe al orgullo del antaño partido hegemónico. Hoy, en esta semana, la cosa cambia: hay motivo de fiesta para el partido tricolor. Ha comenzado un nuevo ascenso.

Para MORENA, en cambio, hay motivo de verdadera preocupación. Aunque hay que apuntar varias reservas: el derrumbe está llegando, pero no será de forma rápida y además, puede haber nuevos episodios de felicidad para el partido guinda antes de perder el poder. Esto por varias razones: el PRI ganó, y MORENA perdió. Pero no es que el PRI haya despertado mucho entusiasmo. En las elecciones del domingo pasado, hubo un notable abstencionismo electoral. En la entidad norteña (Coahuila) el abstencionismo fue, según cifras, de alrededor del 60.6% de los votantes registrados. En cuanto a la entidad central, Hidalgo, el abstencionismo fue de 51%, según datos.

Es decir, la oposición puede festejar el comienzo del derrumbe de MORENA, pero no tanto. No es que el hartazgo por el actual gobierno federal y la decepción de muchos que han visto burladas sus esperanzas ya estén obrando el milagro de despertar entusiasmo popular hacia los diferentes partidos políticos de la oposición (PAN, PRI, PRD, MC, etcétera). MORENA se está derribando más por abstencionismo y decepción que por popularidad en los candidatos que presenta la oposición. Aun México tendrá mucho morenismo, por lo menos durante un tiempo. Y además, aun hay otro factor. Andrés Manuel López Obrador. Si bien ya muchos ciudadanos desaprueba al Presidente, este conserva todavía mucha popularidad. Estando López Obrador en plena campaña, aun puede lograr para su partido muchos votos. Claro está que su partido también ha perdido muchos otros votos más que no recuperará ni aunque el Presidente aparezca en la boleta.

Así las cosas, veamos que más sigue. Veamos si el PRI aprovecha su racha de buena suerte...y comienza otra vez su ascenso hacia posiciones políticas importantes. Veamos si otros partidos de la oposición obtienen sus logros propios en el pastel que irá desocupando MORENA. Veamos si MORENA reacciona a tiempo y de milagro corrigen el camino. Porque si no es así el derrumbe seguirá...y seguirá. El tiempo corre.