jueves, 13 de diciembre de 2018

ACERCA del fin de la última "Familia Imperial Rusa". La ejecución de Yekaterimburgo







Era la madrugada del 17 de julio de 1918. La mayor parte de Europa vivía asolada por la guerra (se acercaba el fin de la Primera Guerra Mundial). Y Rusia, que había firmado la paz con Alemania en marzo de ese año, y estaba por lo tanto fuera de la contienda, vivía, en cambio, el período de la "Revolución Rusa" en su fase más violenta. La fase de la "Guerra Civil Rusa". El gobierno y el régimen surgido de la "Revolución de Octubre" (el régimen bolchevique y "comunista"), que había derrocado al breve régimen provisional y democrático surgido tras el fin de la monarquía rusa, sobrevivía a duras penas: a base de represión política y social, y sosteniendo a todo un "Ejército Rojo" que comenzaba apenas a formarse y a una policía secreta (la "Checa") que tenía solo pocos meses de existencia. La Guerra Civil estaba en su máximo apogeo, y el avance de las fuerzas del nuevo régimen revolucionario avanzaba y retrocedía según la suerte del momento en cuestión. Y fue en ese contexto, en el que el régimen bolchevique (el gobierno central encabezado por Lenin) tomaría una cruel, sangrienta y fría decisión; esto ante la inminente llegada de fuerzas blancas a Yekaterimburgo, ciudad rusa ubicada en la parte centro- occidental del país. En la región de los Urales.

Esa terrible decisión fue: exterminar y acabar con la "Familia Imperial Rusa". La cual estaba conformada por el derrocado Zar (Emperador) de Rusia: Nicolás II Romanov; su esposa la Zarina Alexandra Fiódorovna (de origen alemán) y sus cinco hijos: cuatro mujeres y un varón. Olga, Tatiana, María y Anastasia. En ese orden respectivo en cuanto a la edad se refiere. La mayor contaba con 22 años de edad; la menor tenía 17. Y después de ellas, el hijo menor; el heredero de la Corona Rusa (Zarevich) Alexei, quien padecía de hemofilia. Todos ellos prisioneros del régimen bolchevique. Nicolás II había abdicado del trono en marzo de 1917; cuando triunfó la primera fase de la Revolución y se había instaurado un gobierno provisional: republicano y democrático. Además de ellos, estaban prisioneros el médico de la familia y tres sirvientes leales. Todos ellos serían ejecutados la madrugada del 17 de julio de 1918. Esta ejecución ocurrió en el sótano de una casona requisada por el Estado: propiedad que había pertenecido a un próspero comerciante de apellido Ipátiev. El pelotón bolchevique destacado en la residencia, que tenía como objetivo vigilar a la familia, estaba comandado, desde hacía pocas semanas, por un hombre llamado Yakov Yurovski. Antiguo relojero devenido a revolucionario en las épocas del gobierno de Nicolás II, para 1918 era un importante miembro de las fuerzas policiales del nuevo régimen revolucionario. Un hombre honrado pero brutal; de carácter frío y distante, según la descripción de muchos de sus contemporáneos; entre ellos, el propio Zar Nicolás II, quien lo mencionó por su nombre en sus escritos personales.

La madrugada del 17 de julio de 1918 comenzó con la familia en disposición de dormir. Pero transcurridas unas horas, Yakov Yurovski ordenó despertarlos y ordenarles que fuesen al sótano. El objetivo supuestamente sería trasladarlos a un lugar más seguro ante el caos y la violencia que imperaba cerca del lugar, como consecuencia de la llegada de fuerzas blancas que asolaban por la ciudad. Pero el objetivo real fue otro. La familia, más el médico y los sirvientes, fueron trasladados al sótano. Y entonces, ocurrió la ejecución de la familia a balazos. Y desde entonces, y durante más de medio siglo, el destino de los cuerpos de las personas ejecutadas esa madrugada y en ese sótano, sería desconocido. Sería gracias a la labor de búsqueda y al interés científico e histórico de dos personas, Geli Ryabov y Alexander Avdonin, que el mundo conocería el destino de la mayor parte de los cuerpos de quienes esa madrugada fueron ultimados a balazos.

Justamente este año se cumplió un siglo de la ejecución de la última Familia Imperial Romanov. Un siglo exacto: la ejecución fue llevada a cabo la madrugada del 17 de julio de 1918. Un tiempo que parece muy lejano; pero que se acerca a la memoria histórica gracias a los documentales, al cine y a la televisión. Un suceso sangriento y una tragedia ocurrida en un tiempo muy diferente del actual; pero cuyos acontecimientos en el orden internacional fueron y son decisivos en la configuración del mundo actual. Y en este mundo actual, la memoria en torno a los Romanov permanece.


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