domingo, 25 de noviembre de 2018

AMLO: ¿Cuál será el modelo a seguir? ¿Por cual camino señor Presidente?

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Hoy es 21 de noviembre de 2018. Dentro de menos de diez días a partir de hoy, un nuevo gobierno federal asumirá el gobierno nacional. Un nuevo mandatario llegará como el inquilino principal a la Residencia Oficial de Los Pinos. Un nuevo hombre se sentará en la silla de Palacio Nacional. Disfrutará las mieles del poder. También vivirá las tensiones inherentes al cargo de ser el primer personaje durante un sexenio entero; a menos que algo pase en el camino. Ese hombre se llama "Andrés Manuel López Obrador". Nacido en Tabasco en los años cincuentas. Forjado en el partido que, de ser el hegemónico, pasó a ser hoy por hoy una desgracia no tan muerta, pero desgracia al fin y al cabo: me refiero al PRI. Ese mismo hombre de carácter mesiánico y de vocación autoritaria y social será el Presidente de México. La pregunta en torno al legado que podría dejar: ¿cual será el modelo a seguir en su gobierno?

Definitivamente, y para desgracia del país, descartamos la chilenización. Es decir, el modelo de Chile en la época actual. El mismo que han seguido la mayor parte de los gobiernos que en aquella nación ubicada en la punta sur del continente se han sucedido desde 1990. Ese modelo que respeta la democracia, los derechos humanos, el pluralismo y que en el campo social y económico combina respeto al capitalismo de libre mercado con justicia social promovida desde el mismo gobierno. Esa misma fórmula que han seguido otras naciones como España y Uruguay, y que han hecho de Chile una nación afortunada, pese a sus problemas sociales aun no resueltos del todo. Pero Chile avanza. Y avanza bien pese a las piedras y las grietas en el camino. Ese modelo no será nuestro modelo porque AMLO, lo sabemos, es un hombre autoritario; un caudillo rodeado, en su círculo cercano, por personajes del viejo PRI y de la izquierda radical. Además, no entremos en detalles en cuanto al pensamiento económico del tabasqueño. Este se caracteriza por una pasión muy marcada a favor de la acción estatal por sobre la acción del mercado. Del libre mercado con ciertas reglamentaciones. Chile, Uruguay o España no serán, pues, el modelo a seguir. No al menos en los próximos seis años venideros. Lástima. México podría poner el ejemplo en la parte norte de América. No lo hará en estos seis años. Esperemos hasta el 2024, si cabe. ¿Cual será el modelo entonces?

Chile, como he sostenido en líneas arriba, no será el modelo a seguir. Pero definitivamente descartemos el escenario contrario; ese escenario ubicado en la otra punta de la línea. La cubanización de México. La transformación de México en una dictadura totalitaria, o casi. Y un sistema o esquema económico de socialismo total, o casi total. Un modelo en donde la propiedad privada este eliminada (como sucedió en Cuba durante la Guerra Fría), o solo permitida en ciertas áreas muy menores; justo como sucede en esa desdichada nación isleña de América desde la era de la pos Guerra Fría. Ese modelo tan temido también (y aquí si puedo decir "afortunadamente") debemos descartarlo por entero. Andrés Manuel López Obrador nunca será un demócrata, y su misma concepción filosófica acerca del papel de un gobierno lo exhibe; pero no tiene el famoso Peje el pensamiento militarista de todo simpatizante de un régimen policial; notoriamente totalitario o autoritario de corte pretoriano. Claro está que tratará de atrasar el reloj y llevar a México al mismo sistema sui géneris del PRI- sistema. Y en el campo económico, AMLO no es marxista; si bien algunas de sus ideas lo son. El líder de MORENA (mejor dicho el dueño) es un hombre cuyo pensamiento económico y social es el México anterior a la implantación del denominado "neoliberalismo" en México; el México de Luis Echeverría Álvarez. Ese es su horizonte. La cubanización está descartada con el Peje en la "silla maldita". Entonces; ¿cual es el modelo?

De los modelos posibles, uno es el más temido. No hay que descartarlo. Si bien es difícil que derivemos hacia él, por ciertos factores tanto internos como externos, no es posible descartar que la nación más sureña de Norteamérica derive hacia ese camino. La venezolanización. Venezuela chavista. El mismo modelo que aplicó el sandinismo en Nicaragua. Un modelo de Estado autoritario, clientelar, fuertemente corporativista; en el campo de la economía, un modelo que si bien respeta o tolera la propiedad privada y la libre empresa en general (en ramos micros), existe una planificación central y un estatismo muy fuerte; las empresas estratégicas en manos del estado. "Nacionalizadas"; según los ideólogos de esos gobiernos, "rescatadas de las manos sucias del capital". Un modelo que ha quebrado a cuanta nación ha tenido la desdicha de ser el laboratorio donde se ha aplicado, comenzando por Venezuela misma. Un modelo basado en la teoría de la dependencia; o en las ideas surgidas al calor de la expansión de esa teoría económica que pretendió explicar la dinámica mundial de la economía de su tiempo. Ese modelo es posible, aunque difícil. Y de los modelos posibles, ese es el escenario más temido.

Otro modelo, menos temido pero bastante malo, sería la argentinización. Argentina como modelo. La Argentina gobernada por los esposos Kirchner. Un Estado que en el campo político recrea un modelo corporativista, en medio de una democracia electoral que se hunde. En el campo económico, un modelo mezclado entre el estatismo propio del "socialismo del siglo XXI" (Venezuela) con el clásico "capitalismo de cuates" o capitalismo de Estado, tan propio del Perú del licenciado Alberto Fujimori o la Nicaragua de la dinastía Somoza. Vamos; del PRI de la era del "milagro mexicano"; en los años cuarentas, cincuentas y sesentas. Ese modelo sería menos malo que el anterior; pero malo al fin. ¿Será ese el camino del gobierno lopezobradorista? No es de extrañar que quizá sea así; nomás es cuestión de recordar que en las filas de MORENA coexisten los simpatizantes del chavismo con priistas de viejo cuño echeverrista- lopezportillista y, además, personajes que se han movido en el ámbito y en el área empresarial. En estas condiciones, un modelo como el de la Argentina de los Kirchner sería ideal para el Peje, por lo menos en el campo económico; sería el modelo que traería cierto equilibrio a su círculo cercano, tan distinto en procedencia y metas. AMLO, en este modelo, repartiría el queso entre esas tres posiciones. A todos les daría algo. A nadie le negaría algo que llevara a ese sector de su círculo a retirarle el apoyo. López Obrador sería el padrino que sentaría a un sector a su izquierda, a otro sector a su derecha y a otro en el centro.

También, y por último, está otro modelo: la brasilinización. El Brasil de Lula y Dilma Rousseff como modelo. Un Estado democrático (solo que a pesar de su gobierno y no gracias al gobierno) acompañado de un modelo económico que, bajo ciertos aires proteccionistas y socialistas (estatistas) se entienda con el empresariado regional, nacional e internacional en beneficio político propio. Un Estado casi ideal, pero no exento de corruptelas como las que hoy tienen en problemas a Lula (nombre más de bailarina nocturna que de mandatario) y que llevó a la defenestración de su delfina, la inefable Dilma. Este modelo sería lamentable, pero a diferencia de los otros dos posibles, mucho mejor. Solo que para lograr este modelo, es necesario una oposición fuerte que contenga al tigre; a ese mismo tigre que quiere regresar a México, en el campo político, al modelo del PRI. Y no se ve en la cancha actual de la política mexicana a una oposición unida y consistente. Claro está que puede surgir una. Pero esto es muy difícil dados los intereses en pugna en las filas opositoras.

Así pues: ¿que nos depara el gobierno lopezobradorista? ¿Cual será el camino del nuevo Gobierno Federal que toma posesión al iniciar diciembre de este año?

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