lunes, 18 de marzo de 2013

DEL alemán al argentino: Benedicto frente a Francisco




El Emérito alemán se ha retirado

El 11 de febrero de este año (2013), presentó su renuncia al Pontificado Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger, de nacionalidad alemana y nacido en 1927). Su reinado y gobierno en el Vaticano finalizó el 28 de febrero, terminando así una gestión en el Estado más pequeño del mundo, y un liderazgo oficial de la religión y la iglesia católica de casi ocho años de duración (los dichosos ocho años debían cumplirse el próximo 19 de abril). Pero ¿Que legado nos deja el Pontífice alemán?

Paul Ratzinger fue elegido, no debemos olvidarlo, a una edad realmente avanzada, pues cuando concluyó aquel cónclave el ahora Papa Emérito acababa de cumplir 78 años de edad. Una edad demasiado avanzada en relación a la que tenía su antecesor polaco cuando aquel había ascendido al Papado (Juan Pablo tenía en aquel lejano 1978 58 años de edad). Quizá por este mismo motivo, Benedicto XVI debió sentirse realmente cansado ahora que ya rebasaba los ochenta años de edad, pues según las noticias recibidas, el ex Pontífice había considerado renunciar a su gobierno desde el año pasado (desde que había visitado México y Cuba). Ahora que ha renunciado, ha terminado un corto reinado, pero este paso ha abierto, de nuevo, una situación que la historia no registraba practicamente desde el siglo XV; es decir, el de que un Pontificado terminara con la renuncia de su titular. Desde aquel lejano año de 1415, en el que debió renunciar a su corona Gregorio XII, ningún papa había terminado su gobierno en la iglesia católica sin que antes finalizara su propia vida. Los papas habían estado, desde entonces, en su posición hasta el día de su muerte. 

El Pontificado de Benedicto XVI fue realmente histórico y hasta cierto punto agitado. Benedicto XVI fue elegido en un cónclave que, aunque solo duró un día, se inició varios días después de la muerte de su antecesor. El duelo por Juan Pablo II duró desde el inicio de abril de 2005 hasta el 18 del mismo mes. Fue aquel un mes de incertidumbre larga entre un mundo que no había visto a otro papa diferente de Juan Pablo II desde hacía más de dos décadas. Después de toda esta espera, fue elegido el desconocido alemán Paul Ratzinger, el cual escogió el nombre de "Benedicto" en honor de Benedicto XV, el hombre que estuvo en el Pontificado durante los negros años de la primera guerra mundial. La elección de Benedicto XVI fue considerada como la llegada de un Papa que recrudecería su oposición al aborto, a las uniones homosexuales y a otros fenómenos de la vida considerados contrarios a los principios morales de la religión cristiana.

El Papa Benedicto comenzó su reinado en el Vaticano y la iglesia católica en medio de la sombra de su antecesor. Como se sabe, el Papa Karol Wojtila (Juan Pablo II) había sido uno de los pontífices de más larga duración en el cargo, además de haber conquistado al público (católico o no católico) con un carisma personal muy particular. Había sido, además, una pieza clave en los últimos años de la guerra fría, además de haber sido una autoridad moral en muchos de los conflictos mundiales de la primera década de la posguerra fría. Sencillamente, el haber sido elegido Papa después de varios siglos de pontífices italianos era motivo de comentarios y atención mundial. Y el haberse extendido su reinado a lo largo de veintiseis largos años hacía que varios jóvenes no concibieran a ver otro papa en el trono del Vaticano. En medio de esta sombra asumió su puesto el desconocido y gris alemán Paul Ratzinger.

El pontificado de paul (Benedicto) debió enfrentar varios retos para los principios históricos del cristianismo: uno de ellos ya era común desde los años ochenta, y se había extendido más en los años noventa. Me refiero a la aprobación legal de los matrimonios entre gays y lesbianas en varias zonas del mundo occidental (sobre todo en España, Francia y algunos lugares de Estados Unidos). Y es comprensible que tanto a Juan Pablo como a Benedicto les tocara lidiar con este fenómeno social e histórico que desafía el conservadurismo de la iglesia cristiana en Occidente. Como se sabe, la legalización de los matrimonios entre presonas del mismo sexo es consecuencia tardía de la liberalización sexual de los años sesenta. En aquella década, los jóvenes cuestionaron, e incluso desafiaron los moldes rígidos de la sociedad, que en el caso de Occidente habían sido legado de una tradición de cristianismo. Con la llegada de los años ochenta, en el que varios miembros de la generación del 68 llegaron a puestos de elección popular en sus regiones o países, y con la proliferación de gobiernos de tendencia socialdemócrata y liberal en los noventa, fue bastante común el debate en torno a la legalización oficial de las uniones homosexuales en forma de matrimonio. Fue a Juan Pablo II el que le tocó navegar sobre este reto a la iglesia cristiana más ortodoxa, y a paul Ratzinger le tocó seguir la expansión de este nuevo fenómeno posmoderno. Por otro lado, la oposición del Vaticano a estas uniones no varió, en estos casi ocho años, de la línea y la intensidad de los años anteriores.

A Benedicto le fue heredado un problema que desde los años noventa ha escandalizado a la iglesia católica: los actos de pederastia cometidos por muchos sacerdotes católicos en varias regiones del mundo (sobre todo en Estados Unidos). Fue durante el Pontificado de Benedicto XVI en el que se conocieron más detalles en torno al negro historial de Marcial Maciel, el clérigo mexicano fundador de la Legión de Cristo, organización católica de tendencia conservadora (y según algunas versiones, de tendencia ultraderechista). Estos problemas empañaron la imagen del clero católico y fueron una constante de quejas en el Pontificado del papa alemán. Además, y por si esto fuera poco, Paul Ratzinger debió enfrentar acusaciones de haber sido miembro de la organización juvenil nazi. Se sabe que Paul vivió en Alemania durante el nazismo, aunque esto no comprobaría nada; por otro lado, el mismo Benedicto calificó a la doctrina nazi como "diabólica". 

Pese haber iniciado su papado a la sombra de su antecesor, es reconocible que logró imponer su imagen y personalidad propia con el paso del tiempo. Realmente Benedicto XVI será recordado en un lugar aparte de su antecesor, y algunos años después de haber iniciado su pontificado ya no era asociado en relación al carismático polaco Karol. Esto no solo se debió a su particular personalidad y cultura; también escribió algunas encíclicas acerca de aspectos que están presentes en el debate actual: en la de 2007 (llamada "Spe Salvi"), Benedicto trata el tema de la esperanza y la salvación en una vida eterna por medio del cristianismo, y aborda los problemas surgidos en torno de un mundo que se desarrolla en una era de corrupción y pérdida de la fe. En la encíclica de 2009, llamada "Caritas in veritate", Benedicto profundiza en torno de la actividad integral y social de la comunidad cristiana. Aborda los problemas originados de la crisis financiera y de la ineficiencia de la burocracia, además de varios temas como las desigualdades sociales, la pobreza, la marginación, etcétera.

En fin, este fue el reinado de Benedicto. Su renuncia ha suscitado sorpresa y comentarios de variados tipos. No faltan las mentes conspirativas que ya han empezado a hacer suposiciones en torno de una renuncia obligada. Pareciera ser que el retiro de un papa de su trono no podía dejarse pasar en medio de especulaciones y conjeturas. No obstante, el Pontificado de Benedicto XVI ha terminado ya, y solo queda esperar el día en que termine (Benedicto) sus días en este mundo: después de todo, ya tiene 85 años. Aunque el carisma de Juan pablo II fue su primera herencia, Benedicto logró identificarse, a su manera, con el público católico.

Larga vida al nuevo Papa; el argentino 

Tras rápido cónclave de poco más de un día, iniciado el 12 de marzo, fue elegido el que desde el día 13 es ahora el nuevo Pontífice: Jorge Mario Bergoglio, de nacionalidad argentina y procedente de la Orden de San Ignacio de Loyola (Compañía de Jesús). Este suceso es histórico por varios motivos: en primer término, es el primer papa jesuita, y esto es decir mucho. Sobre todo tomando en cuenta que la Orden de los Jesuitas estuvo en conflicto con el Vaticano y algunos reinos cristianos desde que fue fundada en el siglo XVI; por este motivo, el Rey de España Carlos III la expulsó de sus dominios, que en aquel entonces incluían, además de España, varios reinos europeos como Sicilia y las colonias americanas, las cuales aun no se independizaban. Por este motivo, la elección de Jorge Mario Bergoglio es histórica en la historia del cristianismo, no solo en cuanto al catolicismo se refiere. El nuevo Papa ha elegido como nombre oficial el de Francisco (es el primer Papa que elige ese nombre) en honor del fundador de la Orden de San Francisco: Francisco de Asís, quien vivió en el siglo XIII. Quizá sea esta una manera del nuevo gobernante del Vaticano de mandar un mensaje de reconciliación al interior de la iglesia católica, la cual enfrenta uno de los momentos históricos más difíciles de la historia, debida sobre todo a los escándalos de corrupción, relación de varios sacerdotes con capos del narcotráfico y actos de pederastia.

No obstante, lo que más ha llamado la atención del nuevo Pontífice, y esto también es histórico, es su procedencia. Es el primer papa americano, no solo argentino. En la historia del papado no había habido ocasión de nombrar a un pontífice del continente descubierto por Cristóbal Colón en 1492. Incluso ya hay quienes equivocadamente lo denominan como el primer papa no europeo. Esto es erróneo: por lo menos la historia registra a tres papas de origen africano: Victor I, Melquíades y Gelasio I, los tres pertenecientes a la Antigüedad y a los primeros siglos del cristianismo. Pero de lo que no hay duda es de que es el primer papa procedente del continente americano y, en este aspecto, Argentina quedará como la nación que aportó al primer papa de esta parte del mundo.

Francisco I ya ha llamado la atención por varios motivos. Como se sabe en estos días, es un clérigo que viaja en metro o cualquier otro transporte popular. Además, su forma sencilla de actual y proceder le ha granjeado amplias simpatías. Y es natural que su pasado sea ahora motivo de análisis. Se sabe que hasta el momento de ser elegido para el trono del Vaticano actuaba como Arzobispo de Buenos Aires. Se caracterizó por sus enfrentamientos contra los gobiernos de los esposos Kirchner: Néstor (2003- 2007) y Cristina (2007 hasta la actualidad). Tanto es así que los sectores oficialistas lo acusaron de ser el líder de la oposición argentina. También se ha caracterizado por sus afirmaciones en torno de la pobreza y la desigualdad social, sus propósitos de diálogo intereligioso y sus críticas al aborto, la eutanasia y la anticoncepción.

El nuevo Papa apenas ha comenzado su labor. Su desempeño seguramente recibirá más comentarios, como lo es con todos los gobernantes del mundo. Por el momento, su persona ha trascendido al plano internacional. Será en este ámbito en donde el argentino dejará su marca personal y su paso a la historia.

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