martes, 3 de noviembre de 2009

MURO de Berlín: Entre el recuerdo y el olvido




El próximo 9 de noviembre, se cumplirán 20 años de un suceso que conmovió al mundo entero, y que marcó la fase final de una etapa histórica conocida como "guerra fría": La caída (televisada) del infame muro de Berlín. Casi 20 años que hoy se dicen muchos, aunque el suceso en cuestión se recuerda todavía en la memoria fresca de quienes lo presenciaron, ya sea en vivo o por medio de la televisión.

Un infame muro que durante mas de veinte años separó en dos mitades una ciudad ya dividida en zonas desde la segunda guerra mundial. Un muro que simbolizó durante tres largas décadas opresión y miseria; desesperación y hartazgo.

¿Existe hoy en la actualidad conciencia de lo que se vivió durante el régimen totalitario? ¿Se ha profundizado en los orígenes de ese muro que fue derribado por la ciudadanía de Berlín Oriental?
La división de la ciudad (Berlín) en zonas de ocupación ocurre en el momento en que Alemania es derrotada en la segunda guerra mundial, gracias al avance sobre la ciudad del ejército rojo soviético, y a las armas, medicinas y alimentos con los que Estados Unidos proveyó al ejército de la potencia comunista.

Alemania quedó dividida en cuatro zonas de ocupación, cada una de las cuales quedó en poder de las potencias vencedoras en la segunda guerra mundial: Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética. La zona de la URSS fue la parte oriental del país.

Berlín (ubicada dentro de la zona soviética) quedó dividida, a su vez, en cuatro zonas, también en poder de las mismas potencias. Sin embargo, cuando comienza la guerra fría, el control de Berlín se hizo imprescindible para ambas potencias dominantes (Estados Unidos y la URSS). Los soviéticos intentan controlar todo Berlín, e incluso hostigan con ese fin. En su zona de ocupación, los soviéticos establecen una dictadura análoga (en todos los sentidos) a la de su país. El régimen "comunista" (en realidad, socialista totalitario) rapidamente ahoga a sus ciudadanos en una opresión totalitaria similar a la de los nazis, con el agravante de que la postración social y económica se hizo patente. En estas condiciones, es natural que muchos ciudadanos de Berlín Oriental se escaparan a la zona occidental. Por su parte, Berlín Occidental se convierte en una grieta para el régimen socialista de Alemania Oriental y en general de la Europa secuestrada. Una zona de prosperidad, democracia y al mismo tiempo, de espionaje al bloque socialista.

Los soviéticos intentan destruir esa isla de capitalismo y de democracia. En 1948, tropas soviéticas, por orden de Stalin, bloquean a Berlín Occidental con el objetivo de cortar las vías de suministros a la ciudad, y con esto, rendirla y someterla al bloque del cruel autócrata del Kremlin. Estados Unidos y sus aliados responden con un puente aéreo con el que logran derrotar los propósitos de la URSS, y con esto, el suministro de la ciudad se ve asegurado. La potencia socialista retira sus propósitos, por el momento.

Fue durante los años siguientes, en la década de los cincuenta, cuando se hace evidente la constante deserción de ciudadanos alemanorientales a Berlín Occidental. Es en este contexto de crisis de dominio del bloque socialista, y de guerra fría contra el mundo capitalista, cuando la URSS ordena la contrucción de un muro con el fin de evitar la huida de los ciudadanos de Berlín Oriental a Occidente.

El 13 de agosto de 1961, la ciudad amanece con un muro de alambres de púas en la línea divisoria, instalada por las tropas del bloque socialista. Con esto, los alemanes orientales quedaron imposibilitados de huir de la zona soviética de manera fácil y sin arriesgar la vida. El muro pronto fue levantado con cemento y concreto, y quedó como símbolo de opresión y miseria en la guerra fría.

La construcción del muro fue un momento particularmente tenso de esta etapa de la historia (guerra fría). Tropas del bloque socialista y del bloque capitalista fueron desplazadas a ambos lados de la línea divisoria (en donde se estaba construyendo el muro). El muro, además, provocó una situación que ya ha quedado para la historia colectiva: la separación de amigos y familiares. Personas que quedaron del lado oriental cuando el muro se levantó, se vieron imposibilitados de volver a ver a familiares o amigos que tenían en el otro lado. Sobre este drama histórico existe una cantidad extraordinaria de relatos o testimonios (escritos o hablados).

Comienza así un capítulo de la historia de Alemania Oriental marcado por la separación familiar, la opresión totalitaria y los intentos (existosos o fallidos) de ciudadanos por cruzar el muro. Ideas de todo tipo se idearon, como constuir túneles que llegaran al lado occidental, globos aerostáticos que se elevaran por encima del muro, intentos por cruzar la línea burlando a los guardias que custodiaban el muro, etcétera. Según la página electrónica http://www.historiasiglo20.org/, aproximadamente 5000 personas consiguieron su propósito de cruzar el muro. La citada página consigna que un número semejante fracasó, y que 191 cuando menos (se me hace muy poco, en lo personal) perdieron la vida en su tentativa de llegar hacia la libertad.

El muro provocó el rechazo de la opinión pública mundial. A pesar de todo, la URSS y el bloque socialista lo mantuvieron, y el infame muro era objeto de celebraciones oficiales.

Sin embargo, en los años ochenta la situación cambiaría de manera radical. En la URSS, Mijail Gorvachov es elegido Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en marzo de 1985. Hombre de ideas democráticas a pesar de ser parte de un sistema totalitario, Gorvachov pone en práctica políticas de apertura económica y política: perestroika y glasnost. La glasnost (apertura) significaba ir desmantelando el rígido sistema totalitario, e ir liberalizando la política. Estas reformas tuvieron un enorme y trascendental impacto en el bloque socialista. Los sistemas socialistas de Europa Oriental comenzaron a enfrentar revoluciones, y como consecuencia de estas, el totalitarismo fue cayendo. En Polonia, el movimiento Solidaridad derroca de manera pacífica al gobierno. En Checoslovaquia, la revolución de Terciopelo traen la misma consecuencia. Los demás sistemas totalitarios fueron cayendo en cascada: Bulgaria, Macedonia, Hungría, Rumania, etcétera.

En Alemania Oriental, la crisis del régimen totalitario se hace evidente durante la segunda mitad de los años ochenta. La Stasi (policía secreta de ese régimen) deja de ser funcional a la clase gobernante. En noviembre de 1989, felizmente, la ciudadanía derrota al régimen, el cual se rinde por cansancio y decadencia. La renuncia de Erich Honecker no logra calmar los intentos de la oposición el pueblo de acabar con el control oficial, y las autoridades de Alemania Oriental decretan el permiso de migración. El 9 de noviembre, una multitud entusiasta y triunfante derriba el famoso" muro de la vergüenza", como había sido calificado el muro de Berlín. El hecho fue televisado a nivel mundial.

Este suceso da fin a una etapa dramática en la historia de Alemania, que había comenzado, no con el fin de la segunda guerra mundial, sino con el ascenso, en 1933, de Adolf Hitler como gobernante supremo de la potencia europea. La era del totalitarismo en suelo alemán inició con el fortalecimiento de la dictadura racial y fanática de Hitler, y llegó a su fin, en Alemania Oriental, con la caída del Muro de Berlín.

También llegó a su fin, según algunos, una etapa de la historia: la guerra fría. Por supuesto que esto no es del todo exacto. Todavía existía el régimen oficialmente comunista de la URSS, y mientras esta potencia siguiera gobernada por el régimen instaurado en 1917, no se podría dar como decretado el fin del mundo bipolar. En agosto de 1991, incluso, la vieja guardia del PCUS intenta dar un Golpe de Estado para deponer a Gorvachov, el cual fracasa gracias a la acción y resistencia del pueblo soviético, liderado esta vez por Boris Yeltsin. El 25 de diciembre de 1991, la URSS se desintegra, y con esto, cae el régimen "comunista" en las repúblicas que integraron la URSS. Este suceso marca, ahora sí, el fin de la guerra fría.

Sin embargo, el fin de la guerra fría, visualmente hablando, se simboliza con la caída del muro de Berlín. Hoy en la actualidad, el proceso de transición de Alemania Oriental al sistema democrático y de libre mercado en lo económico (logrado con la reunificación alemana en octubre de 1990) aun enfrenta, en parte, las dificultades que en los primeros años se manifestaron intensamente. Una cicatriz ha quedado en la ciudad, como recuerdo de una etapa absurda de opresión totalitaria, y también como prueba de las heridas que dejó la segunda guerra mundial. Un muro lleno de recuerdos, y al mismo tiempo, un drama histórico que se desvanece en la memoria de las nuevas generaciones.








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